Tres Cantos

lunes, 21 de marzo de 2016

ARTÍCULO DE PRENSA

Opinión 17 de marzo de 2016

El autor del artículo, Francisco Miguel Mostazo Álava, asegura, de manera irónica, no creerse la noticia de la jubilación del gerente de la EMS, Juan José Jurado, impuesto por el PP, una noticia que llevaban esperando hace años.


¡Ocurrió! ¡Por fin!

Ha sucedido lo que parecía que nunca iba a pasar. ¡Aleluya!
Me enteré casi de casualidad y tuve que verificar la buena noticia por varias vías porque no daba crédito. Al principio me parecía una broma feliz (demasiado maravilloso para ser cierto) o de pésimo gusto, según se mire (“anda, ya”, decía; “eso es imposible”), una falsa esperanza (con esas cosas no se juega) o, a lo menos, una noticia errónea, pendiente de ser corroborada.
Y es lo que hice, corroborarla. Es que es difícil de creer, oigan, pero al final todo llega, y el mundo parece ponerse de acuerdo consigo mismo; a saber: *el director técnico de la EMS, Juan José Jurado Rogel,* más conocido como “el chino”…*¡¡¡SE JUBILA!!!*
Sí, sí, como lo oyen: *¡¡¡SE JUBILA!!! *¡Por fin! Todavía me cuesta asimilarlo porque parecía que esto nunca iba a pasar, de verdad. Es que este personaje, ¿cómo les diría?, era el florero vitalicio de la EMS, una especie de jarrón chino (nunca mejor dicho) sin mucho valor que no se sabe para qué está ahí (sí “porqué”: porque le “blindaron” en el cargo) pero estorba en todas partes. ¡Por fin! Es que me sigue costando creerlo. Parece mentira, de veras. Disculpen mi desconcierto.
Con la cantidad de años que llevábamos esperando este momento, tantos como ha estado el tío jod… la marrana. Ibas a las oficinas, a las instalaciones deportivas, etc. y no podías dejar de verlo, incluso de olerlo, como un retrato en blanco y negro del pasado, una bota marcial e impuesta, un lugar obligado de paso, pero ocupando sitio, estorbando, en medio como el jueves,…en definitiva, no haciendo, sino deshaciendo: deshaciendo familias por despidos injustos de trabajadores pobres, deshaciendo ilusiones de muchos empleados de la EMS, que se veían envueltos en una atmósfera cada vez más rancia e irrespirable, deshaciendo el ambiente bonito y cordial que existía en la empresa en otras épocas…
Es que ha sido el gerente o ex-gerente o ex-lo que sea más porc…que ha habido con diferencia en la historia de la EMS, y ya estábamos hartos, muy hartos, hasta los mismísimos. De su presencia, de su inoperancia real y de sus abusos.
De verdad, casi tengo que decidir cómo sentirme, como cuando un pueblo derroca una dictadura, o algo así. Que alguien de los que me lean se haga cargo pero, por sintetizarlo mucho e ir a lo positivo, diré que me siento “esperanzado”. Sí esa es la palabra: esperanzado de que la EMS aproveche esta oportunidad de salir de las tinieblas después de tanto tiempo, esperanzado de que vuelva a brillar el sol y la aves (no la del PP, otras) vuelen de nuevo con libertad en el entorno de la empresa, esperanzado de que se vuelva a respirar aire fresco en la misma, que los trabajadores no vivan bajo una permanente ley del miedo y llegue la liberación en muchos aspectos.
Tengo derecho a tener esta esperanza y es un derecho que me he ganado a pulso, como otros compañeros, por haber sido vejado y denigrado por este individuo y sus secuaces en su día, algunos de los cuales siguen dentro, oportunistas que van al sol (político) que más calienta. Pero seguro que si sale un nuevo gerente, director técnico (si lo hay) o lo que sea, cambian de orientación según qué palo pinte de la baraja.
En fin, no me voy a extender más y si alguien se sorprende de mis palabras le remito a mis artículos y cartas anteriores. Estamos de enhorabuena, de fiesta. ¡Esto hay que celebrarlo! Me despido con una bonita palabra, quizá uno de los pocos verbos en castellano que puede sonar precioso en modo imperativo, dirigida a la ciudadanía tricantina en general y a los empleados de la EMS en particular: ¡RESPIRAD! De verdad. Ahora que podéis, aprovechad,…¡RESPIRAD! Creo que la palabra lo dice todo. A buen entendedor…El mundo es ahora un lugar mejor, creedme.
Y a ti, Juanjo, te diré lo que me espetaste tantas veces de modo cínico y denigrante en las oficinas de la EMS, después de haber regalado el oído a quien no debías en vez de haberme escuchado de verdad a mí: ¡VE CON DIOS! (¿o quizá con el diablo?). Y unos versos finales que me enseñó hace tiempo un respetable anciano campesino, que no es de los tuyos, seguro:
“Anda con Dios, burra cana.
Me costaste treinta reales
y a la ‘primer’ carga de agua
los cántaros me quebraste”.
Pues eso, con Dios, majo, que ya has dado bastante la murga.

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