NO HAY PROGRESO SIN TRABAJO DIGNO
Buena parte de la vida de las
personas se mide en horas de trabajo. Un esfuerzo y una dedicación que se
compensan mediante retribuciones con un objetivo esencial: poder vivir
dignamente y desarrollar un proyecto vital. Sin la fuerza del trabajo, de todas
las trabajadoras y trabajadores, no se genera riqueza y no hay progreso. Desde
2008 muchos de los derechos de la clase trabajadora han sido eliminados.
Primero, por el efecto directo de una intensa crisis, provocada por un
capitalismo sin control y por la avaricia de un sector financiero alejado de
los intereses de las personas y de la economía productiva. Y después, por unas
políticas, mal llamadas de austeridad, que han aumentado la precariedad
laboral, han reducido salarios y prestaciones sociales y han recortado derechos
y libertades. Unas políticas que, en suma, han empobrecido a la mayoría social,
que somos los trabajadores y las trabajadoras, y han aumentado las
desigualdades de manera drástica. Ahora, la economía española lleva tres años
creciendo; las estadísticas de empleo mejoran; lentamente, se reduce el paro;
ya no hay amenaza de ruptura del euro; y las empresas han recuperado ya los
niveles de beneficio de antes de la crisis. Estamos saliendo de la crisis, nos
repiten. NO es verdad. Porque esos datos no se reflejan en una mejora de la
calidad de vida de la clase trabajadora. Crece la economía, crecen los
beneficios empresariales, pero las patronales siguen resistiéndose a que los
salarios tengan una subida digna en los próximos años.
El
crecimiento económico debe llegar a todos y a todas. Para ello, es preciso
crear empleo estable y de calidad, mejorar los salarios y reforzar las redes de
protección social. Y para lograrlo necesitamos nuevas políticas y nuevos
consensos. Hoy, 1 de Mayo, las CCOO pedimos al Gobierno de España, a los
Gobiernos de las Comunidades Autónomas y a las formaciones políticas con
representación parlamentaria, que apoyen e impulsen las reformas y cambios
necesarios para hacer posible que el aumento de la producción y de la riqueza
beneficie al conjunto de la sociedad, y entre ella, a la clase trabajadora, que
ha sido especialmente castigada en la última década.
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